jueves, 21 de marzo de 2013

Aguja e hilo


Hace un rato he estado remendando unos pantalones. Ha sido la actividad más agradable y gratificante que he hecho en una semana. O tal vez meses.

Tengo mucho que agradecer al libro "El nombre del viento". Leer sobre alguien que se encuentra sin nada más que su habilidad y su esfuerzo para salir adelante y mejorar cada día de su vida. Remendando él mismo su ropa, cosiendo él mismo sus heridas. Cada pequeño logro es un tesoro que no hay que malgastar.

 Todo lo contrario a la vida regalada que tenemos casi todos los jóvenes de ahora.

Siento que tengo una vida con más comodidades de las que merezco. Aunque sea de agradecer, me iría bien sentir lo que es tener que dedicar esfuerzo en ganarme la comida, o al menos, los caprichos y comodidades. Apuesto a que de eso último, la mayoría sí tenemos más de lo que nos merecemos, y eso pasa factura. Pasa factura por medio de una entrenada pereza, por medio del conformismo, y todo eso, en masa, se reproduce a la sociedad y de nuevo pasa factura.

Un hogar pequeño, deberes que hacer, placeres baratos, tiempo de estudio y entrenamiento, armario escueto y pantalones remendados. Eso es lo que deseo hasta que me gane algo más.


martes, 19 de marzo de 2013

Si te cuesta levantarte cada mañana al despertar es que vez más razones para vivir durmiendo que para ponerme en pie.




Llevo un par de meses en los que los días que logro levantarme con el despertador son, más que escasos, casi milagrosos, incluso teniendo que ir a clase... Es una de esas épocas en las que uno desearía hibernar una temporada. Estando despierto no encuentro libertad de acción porque ninguna de las opciones posibles son una buena elección. Hace años me despertaba cada mañana a las cinco y media de la madrugada, luchando contra unos perezosos párpados y la luz cegadora para sentarme al ordenador y escribir hasta la hora de ir al colegio. Hoy necesito estar enganchado a algún videojuego para tentarme a poner los pies en el suelo. Tengo ganas de poder retomar el timón y que peda llenar cada día de motivos para ponerme en pie y trabajar.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Tesoros en la sal

Una vez, un ángel que conocí me enseñó lo que podía esconderse en un puñado de sal. Canciones de marineros y sueños de peces. Desde ese día en aquel tejado quise ser buscadora de tesoros. No buscar oro y diamantes, sino lo que hay en su interior. En un anillo de oro encontré la ira de un volcán, en un colgante de diamante el guiño de ojo de un hada, en un queso encontré la fuerza para trabajar de un enano en las minas, y en un vaso de agua de una cascada, las lágrimas de las montañas y el nacimiento de una flor.


    GK
    —Para Kvothe, quien me enseñó a buscar, y para Auri, quien me enseñó a encontrar.



Este libro, su protagonista, me ha dado fuerzas para trabajar, esforzarme y luchar. Y eso lo considero uno de los mayores elogios que se pueden decir de una obra.

lunes, 4 de marzo de 2013

Un buen camino

«Me he arrepentido más veces de ser buena persona que de ser un hijo de puta».
Esta es otra dolorosa frase con la que me he topado en Twitter. Pensad ¿qué os parece?
No tardé en responder, aunque no conocía al que lo había escrito: «Porque los hijos de puta no se arrepienten. Esa es una de las grandes diferencias».
Esto fue hace tiempo, pero algo parecido, la razón de que escriba hoy, lo he visto repetirse en muchas otras ocasiones. Esta mañana me hicieron la pregunta a mí, así que aquí contestaré, para este buen amigo mío y para todos.
«¿Sirve de algo ser bueno con el mundo? Si tu eres bueno y nadie lo es contigo, ¿merece la pena?»
Quienes se plantean esta pregunta son personas frustradas, que en su esfuerzo por ser buenas se han topado más de una vez con la injusticia o la traición. Para todos aquellos escribo esto con la esperanza de lanzar algo de luz:

La respuesta más simple: Sí
Respuesta corta: Rotundamente sí.
Respuesta larga: De aquí en adelante trataré de mostrate el porqué merece la pena, ante cualquier situación, seguir siendo bondadoso.

Ante todo ¿qué buscas? ¿Te han hablado del tal Karma y deseas que te sucedan cosas buenas? Una razón ya menos extendida entre la juventud, ¿quieres entrar al cielo cuando mueras? Si estas son tus motivaciones, no eres una buena persona. La bondad es una virtud a seguir en cualquier circunstancia, no el medio para conseguir beneficio. Sin embargo, tal vez tu motivación sea que crees justa la máxima «trata a los demás tal como te gustaría ser tratado», o por la felicidad de ver esa sonrisa de gratitud de la persona que has ayudado.

Pero esa gratitud es cierto que no se encuentra siempre. Aquí es cuando llega la decepción, tal vez la traición, y entonces la duda. «Parece que al universo le importa un bledo tu esfuerzo por ser bueno». ¿De verdad? Para decir eso ¿te has parado a pensar en los demás o solo en ti mismo? Piensa en las personas que te han dado las gracias, las personas más cercanas a ti ¿crees que a ellos les da igual? A ellos les importa. A mí me importa. Y a ti también debería importarte.
Dices que te duele la maldad de otras personas, que el mundo está lleno de basura. Precisamente por eso no deberías renunciar al buen camino, de lo contrario te verás convertido en lo que dices aborrecer. Harás a otros el daño que te han hecho a ti, tal vez les hagas cuestionarse su camino igual que tú ¿El resultado? Más individuos como los que te han hecho sufrir, y uno de ellos eres tú. Sin embargo si sigues la senda de la bondad, aunque no hagas desaparecer a aquellos que te hieren, el resto de buenas personas seguirán contigo, correspondiéndote con una gratitud verdadera.


«—¡Doctor, tienen armas!
— Y yo no, lo que me hace mejor persona ¿No crees? Podrán matarme a tiros, pero la superioridad moral es mía.» (Doctor Who)